La migraña es una enfermedad neurológica que afecta a un gran número de personas en todo el mundo. Se caracteriza por episodios recurrentes de dolor de cabeza intenso que, en la mayoría de los casos, se cronifican. Los episodios de migraña a menudo se acompañan de aura migrañosa y otros síntomas como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y al sonido. Esta condición puede tener un impacto significativo en la vida de las personas que la padecen, interfiriendo en sus actividades diarias y reduciendo su calidad de vida. Un buen programa de ejercicio puede ayudar a reducir los efectos de la migraña.
Es interesante observar que los pacientes con migraña tienden a ser menos activos en comparación con aquellos que no padecen esta condición (1). Cuando sufrimos dolor, es habitual que nuestra conducta sea detener al máximo nuestro movimiento. Esta es una interpretación del dolor que sirve para proteger nuestro organismo ante la posibilidad de ocasionar aún más daño a un cuerpo que ya está sufriendo (2). Tendría todo el sentido si no fuera porque moverse no puede producir ningún daño a las personas que padecen migraña. Sin embargo, el comportamiento habitual pasa por limitar la participación en actividades de la vida diaria y el ejercicio físico. Esto puede resultar en un estilo de vida menos activo y, a largo plazo, puede tener como consecuencia otros problemas de salud, como la obesidad, la pérdida de masa muscular, el deterioro de la condición cardiovascular y la disminución de la flexibilidad y el equilibrio (3). Estas consecuencias negativas pueden agravar aún más los síntomas de la migraña y disminuir la calidad de vida de las personas que la padecen.
¿Qué ejercicio se puede recomendar a una persona con migraña?
Lo primero que se debe saber es que existe evidencia científica suficiente que avala la práctica de ejercicio como tratamiento para la migraña. Esto, en números, se puede traducir en que entre 6 y 8 semanas de un programa de ejercicio que incluya ejercicio aeróbico moderado, intenso o de fuerza puede reducir la migraña entre un 40% y un 60% tanto en cuanto a la intensidad de la migraña, como a la duración y la frecuencia de los episodios migrañosos (4). Son cifras mejores que las que se obtienen con algunos estudios sobre fármacos que se utilizan para la migraña. Los datos también constatan que los resultados son especialmente buenos en aquellas personas que llevan más tiempo padeciendo migraña. Vale la pena mencionar que, aunque aún no hay resultados sobre los beneficios de un programa de ejercicio a más largo plazo, se puede esperar que sean aún mejores.
Es crucial mencionar que es fundamental establecer un acompañamiento de las personas con migraña que pretenden iniciar un programa de ejercicio. Cuando se implementan estas estrategias, surgen obstáculos que deben irse resolviendo y la ayuda de los profesionales es fundamental para que estos programas se vayan adaptando a las particularidades de cada individuo. En este caso, por su formación en dolor crónico y ejercicio, un profesional indicado es el fisioterapeuta especializado en el campo de las cefaleas.
¿Hay un ejercicio mejor que otro para las personas que padecen migraña?
Según las evidencias actuales, el ejercicio aeróbico de intensidad moderada es el que ha sido más investigado y, por lo tanto, es el que tiene más fiabilidad en la actualidad. Este tipo de ejercicio incluye actividades como la marcha nórdica, caminar rápido o correr a un ritmo suave-moderado, nadar o hacer ciclismo también a un ritmo moderado. Es importante recordar que el control de la intensidad es fundamental y a menudo marca la diferencia entre mejorar, no obtener mejoría o empeorar.
Recientemente, se ha observado que el ejercicio de alta intensidad puede obtener resultados más efectivos en el tratamiento de la migraña (5,6). Sin embargo, esta intensidad más alta puede ser más difícil de tolerar, requiriendo más entrenamiento y tiempo para conseguirla. Sin embargo, los beneficios de este tipo de ejercicio son significativamente mayores y el tiempo requerido para obtenerlos es más corto. En algunos casos, será interesante plantear esta modalidad.
Finalmente, otras modalidades de ejercicio, como el entrenamiento de fuerza de tipo funcional o el yoga, pueden tener un buen efecto sobre la migraña. Sin embargo, estas modalidades requieren más tiempo y dedicación para aprender a realizar la técnica adecuada de los ejercicios de manera segura, motivo por el cual se recomendarían en caso de que la persona los prefiriera frente al ejercicio aeróbico.
En conclusión, es fundamental que los pacientes con migraña se dirijan a especialistas en ejercicio y migraña para implementar las estrategias adecuadas, fisioterapeutas fundamentalmente. Paciente y fisioterapeuta deberían diseñar conjuntamente un plan de ejercicios adaptado a las necesidades y limitaciones individuales, teniendo en cuenta las preferencias, la gravedad de la migraña y otros factores de salud relevantes. Con una supervisión adecuada y un buen acompañamiento, el ejercicio puede ser un punto de ruptura con la migraña.
Jordi Padrós Augé, profesor colaborador del Grado en Fisioteràpia de la Facultad de Ciencias de la Salud de Manresa y coordinador del Posgrado en Fisioterapia en Cefaleas, Trastornos Temporomandibulares y Síndromes Vestibulares de la Escuela de Posgrado de UManresa
REFERENCIAS
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