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Que el juguete sea sexista lo provocas tu

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Un nen jugant amb un cotxet a la Upetita
07/12/2022

“Jugar para un niño es la posibilidad de recortar un trocito de mundo y manipularlo para entenderlo”

Francesco Tonucci


Si hacemos caso a la afirmación de Tonucci, parece fàcil y que todo vaya a favor de qua niños y niñas jueguen libremente, puedan conocer el mundo en el cual vivimos y que sean ellos y ellas los que hagan sus propias valoraciones a través de la observación, la experimentación y el juego. Aun así, podemos ver que somos los adultos los que estamos contaminando la naturaleza y pureza con la que los niños descubren el mundo. El mundo, por él mismo, ya nos ofrece distintos materiales, experiencias y vivencias para entenderlo y permite a cada niño que saque sus propias conclusiones. El problema es la sociedad que hemos creado, que está marcada por estereotipos retrógradas y sexistas y eso condiciona el juego y, en consecuencia, los juguetes con los cuales juegan los niños y niñas.

El juguete tiene que permitir el juego y si el juego es libre, hasta aquí vamos bien. Es cuando los adultos intervenimos más de lo que es necesario cuando creamos juguetes para niños y juguetes para niñas. Hemos creado juguetes sexistas, es decir, que tienen en cuenta el sexo. Pero no podemos jugar todos a todo? Esta des una pregunta que responderemos más adelante, aunque ya podéis adivinar la respuesta.

 

Dos consideraciones sobre los juguetes sexistas

En primer lugar nos tendríamos que preguntar ¿qué quiere decir ser niña? Según la definición del diccionario es: un niño (femenino), una chica pequeña. Ante esta definición, ¿qué juguete le darías a una niña? ¿Verdad que la definición no te condiciona? Son los roles que con los años hemos catalogado que son más propios que hagan las mujeres los que acaban decidiendo. Os pongo algunos ejemplos, aunque creo que no sería necesario: tareas del hogar (planchar, cocinar, cuidar de la família...), estética (peluquería o maquillaje), moda (ropa y bisutería), etc. 

Hace décadas que la mujer se incorporó al mundo laboral y eso hizo que se modificaran un poco los roles y se repartieran las tareas del hogar y el cuidado de la família entre los dos sexos. Muchas familias se esfuerzan para romper estos estereotipos de género y los roles establecidos por la sociedad. Pero ahora nos preguntamos: ¿la sociedad nos ayuda a favorecer esta igualdad o es una farsa que nos quieren hacer creer? Estamos creando realmente una sociedad progresista, sin prejuicios y con valores? Ya os avanzo que es una farsa.  

Sabemos que en la mayoría de hogares hay hombres que ponen lavadoras, planchan, lavan los platos y incluso hay algunos que se pintan las uñas. Pero, ¿en qué juguetes has visto que en la caja o en el catálogo aparezca un niño jugando a ser su padre mientras plancha o se pinta las uñas? Ya os puedo decir que en la mayoría, la caja es de color rosa y sale una niña.  

Com afirma Fred Rogers “Jugar da la oportunidad al niño de practicar lo que está aprendiendo". Y, ¿qué aprende un niño? 

¿Estamos haciendo que los niños y niñas aprendan que hay cosas que hacen las niñas y cosas que hacen los niños? ¿Qué podemos hacer los adultos en relación con los juguetes?  

A continuación nos tendríamos que preguntar si, como adultos que somos distinguimos y utilizamos un vocabulario distinto cuando nos referimos a niños o cuando nos referimos a niñas. Incluso el más cuidadoso caerá en la trampa de manera inconsciente. Imaginaros que entráis en la escuela infantil y hay una niña con unas trenzas perfectas y bonitas. Ella no para de tocarlas y te va mirando toda orgullosa como esperando para iniciar una conversación. El subconsciente te puede traicionar y decirle: - ¡Oh, que trenzas más bonitas! ¿Te las ha hecho mamá? Aquí ya hemos pecado y, para tu sorpresa, ella responde: - No. Me las ha hecho papá.

Aún así, si ves a una niña jugando en el rincón de coches y mecánico o yendo en moto quizás te salga una frase como: - ¡Mira, es un pequeño hombrecito! ¿Perdona? ¿Que las mujeres no saben mecánica? Pregúntalo a las que participan en el Dakar. O pongamos por caso el de un niño planchando. De pequeño no le dejarás hacerlo, ya que son cosas de niñas, pero de mayor recriminarás en casa que el hombre no de golpe. Quizás, si de pequeños juegan a planchar, codinar y lavar, ya lo tendrán adquirido y de mayores no tendremos que recriminar nada y serán adultos autónomos e independientes. Lo harán porqué se tiene que hacer, porqué si quieres ropa limpia se tiene que poner una lavaodra y eso lo pueden aprender de pequeños y continuar haciéndolo cuando sean mayores.

Los adultos podemos crear pedagogía para cambiar el sexismo de los juguetes


En nuestro vocabulario tenemos que incluir ambos sexos y no caer en el estereotipo. A pesar de que es cierto que la sociedad nos empuja a tener una visión distorsionada de lo que quiere decir ser mujer y de su pape social. 

Si entras a una tienda con la intención de comprar un juguete y el empleado/a te pide si es para niño o niña tienes dos opciones: o huir o ir creando pedagogía para cambiar esta sociedad sexista.
 

Aunque entres en la tienda que pone atención en su catálogo y su página web, que no diferencia el apartado de niños y el de niñas, que en sus imágenes incluye a niños con delantal cocinando y niñas yendo en moto, que permite escoger el juguete según la edad de la criatura, el color, el material o por tipología (imitación, disfraz, construcción, puzles, juegos de habilidad, de razonamiento...), desgraciadamente, el envoltorio de los juguetes sí que es sexista ya que es rosa o azul y con imágenes con roles estereotipados (responsabilidad del fabricante).

Por suerte, en el mundo en el cual vivimos no solamente existen estas tipologías de juguetes y el mercado nos ofrece un gran abanico. Como afirma Pablo R. Boj, "Que el niño decida a qué quiere jugar, no que el juguete le diga como tiene que jugar".

 

Cómo optar por propuestas de juego que nos alejen del sexismo


Podemos optar por ofrecer materiales naturales no estructurados que potencien la imaginación y la creatividad de la infancia. Son materiales sin sexo, ya que si ofrecemos una cesta llena de maderas, estas ofrecen mil posibilidades. Un ejemplo: se pueden convertir en una carretera, pueden ser comida o animales... 

En la escuela bressol Upetita potenciamos este tipo de materiales, ofrecemos objetos o materiales naturales que se transforman en cualquier otra cosa gracias a la imaginación de niños y niñas. Nuestra propuesta es que los objetos no sean de plástico ni juguetes comerciales comprados, si no cosas de uso cotidiano y materiales de madera, metal, ropa, lana, conchas, etc, que nos ofrecen una gran variedad sensorial y posibilidades de exploración, creatividad y juego simbólico, dando respuesta al proyecto educativo y a la manera de entender la educación 0-3.

El juego simbólico en estas edades es esencial, ya que quieren imitar todo lo que hacemos los adultos, en concreto acciones de la vida cotidiana. Reproducir el mundo jugando es como los niños y niñas desarrollan el pensamiento creativo, representan sus aprendizajes, descubren nuevas vivencias, les ayuda a resolver conflictos, aprenden distintas maneras de socializarse, a convivir con los otros, a exteriorizar sentimientos y tensiones, a crear un diálogo entre iguales y con el adulto que les acompaña... en definitiva, a crecer. 

Para finalizar, tenemos que ser conscientes que en la mayoría de establecimientos, en los catálogos, los anuncios de televisión y en los envolotorios, los juguetes son sexistas y con roles estereotipados. Está en las manos de los adultos que tenemos niños y niñas a nuestro cargo y que somos responsables de ellos observar qué necesidades tienen y ofrecer los juguetes en función de la edad, el interés y su etapa evolutiva. Tenemos que dejar que niños y niñas jueguen a todo. Si observamos a una niña con una capa puede ser una super heroína y un niño con muñecas puede ser el mejor padre. 

Si queremos adultos creativos y autónomos tenemos que acompañar y dejar hacer a los niños y niñas, tenemos que ofrecer juguetes de calidad y mucho mejor si son con materiales naturales, reciclados y no estructurados. 

Y recuerda: son nuestra mirada y nuestro vocabuIario lo que provoca el sexismo en los juguetes. 

Núria Valdés, maestra de Educación Infantil y directora de la Escola Bressol Upetita
 

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