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Entrevista a Elvira García, gerente de Inoxforma: "No creo en las cuotas o distribución por género, sino en el mérito y la profesionalización"

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Elvira Garcia
26/07/2023

Elvira García, nacida en Navàs y licenciada en derecho por la UPF, lleva más de 30 años trabajando en Inoxforma, una empresa especializada en la transformación de chapa de acero inoxidable para los sectores de la valvulería, eléctrico, electrónico y alimentación. Actualmente es la gerente de la empresa y también ocupa la vicepresidencia de la Cámara de Comercio de Manresa. Nos recibe en la sala de reuniones de la planta baja de la empresa, un espacio en el que destacan unas bolas para válvulas de acero inoxidable. Con su investigación, han logrado transformar bolas originalmente de fundición en bolas fabricadas en chapa, logrando un peso mucho menor sin alterar la composición del producto, lo que implica un ahorro en el costo del material y un beneficio medioambiental. Disponen de las últimas tecnologías para transformar el acero inoxidable en instalaciones de más de 8.000 m2 en el polígono industrial del Pont Nou en Manresa.

¿Cuál ha sido su trayectoria profesional?

Cuando cursaba el COU, quería dedicarme a las relaciones públicas. Mi padre, con un pragmatismo admirable, me hizo tomar conciencia de que sería más prudente explorar otras opciones. Así que decidí estudiar Derecho en Barcelona, segunda promoción de la Universidad Pompeu Fabra. Todo cambió cuando me contrató Jordi Serra, el propietario de Inoxforma, que estaba buscando alguien con habilidades en inglés. Esta oportunidad me parecía inicialmente temporal, pero Jordi vio algo en mí y me ofreció la posibilidad de trabajar en diversos departamentos de la empresa.

¿Cuál es la actividad de Inoxforma?

Hace casi 50 años que transformamos el acero inoxidable. Siempre decimos que damos forma al acero inoxidable. Somos 80-85 trabajadores, facturamos aproximadamente 17 millones y exportamos el 60% de la producción a Europa, EE. UU. y Rusia. Estamos en constante evolución para poder adaptarnos a las nuevas tecnologías, invirtiendo tanto en recursos técnicos como humanos para poder ofrecer a nuestros clientes el mejor producto y servicio posible. Tenemos como objetivo poder ser su proveedor global, ofreciéndole un producto semi o completamente acabado según sus necesidades, trabajando con exigencias de calidad. Mi primer viaje del departamento comercial fue a Alemania, una experiencia que me provocaba mucha incertidumbre. Sin embargo, quedé sorprendida al descubrir que el cliente valoraba más la profesionalidad y el cumplimiento de los compromisos que la timidez o inseguridad de una principiante.

¿Ser mujer le ha supuesto más dificultades?

El mundo industrial es mayoritariamente masculino. El cliente quiere servicio y calidad, y tienes que demostrar que puedes hacerlo con competencia y profesionalidad. Es difícil dar el primer paso, porque hay pocas mujeres directivas. En Rusia, a pesar de que te conocen de hablar por teléfono, tienen actitudes machistas. Nuestro trabajo requiere una dedicación enorme y enfrentamos desafíos únicos como madres. Aunque contemos con el apoyo de nuestra pareja, nada puede igualar la relación especial entre la madre y los hijos. Es posible ser madre y ocupar una posición directiva, pero a veces hay que hacer algunos sacrificios, ya que no siempre se puede estar en todas partes. Ser madre es lo más grande e importante que he experimentado en la vida, y me siento enormemente feliz con el trabajo que desarrollo. Las mujeres debemos creer en nosotras mismas, trabajar mucho y marcarnos objetivos. Por ejemplo, en nuestro equipo tenemos a una mujer en la sección de soldadura. También en mecanización hay una chica procedente del Centro de Formación Práctica. No creo en las cuotas o distribución por género, sino en el mérito y la profesionalización. El trabajo debe ser para el mejor profesional, independientemente del género. ¡Y soy feminista!

También es vicepresidenta de la Cámara de Comercio y de la Patronal del Metal de la Catalunya Central

Sí. Nosotros debemos estar orgullosos de quiénes somos y lo que hacemos. En la Cataluña Central pecamos, a veces, de ser demasiado cerrados, demasiado individualistas. Las empresas metalúrgicas del territorio nos conocemos todas y recordamos muy rápidamente alguna experiencia pasada negativa o no exitosa. Esto queda en la memoria corporativa y condiciona demasiado a menudo las estrategias de crecimiento compartido. Deberíamos potenciar más nuestra cooperación, unir esfuerzos y buscar sinergias. Es cierto que al mismo tiempo competimos por unos recursos, como puede ser la mano de obra cualificada, y que debemos respetarnos y mantener siempre la ética empresarial. Pero deberíamos imitar a las empresas del norte de Italia, de dimensión reducida pero muy competitivas. Cuando les llega algún proyecto que supera sus posibilidades productivas individuales, no lo rechazan. Buscan sumar esfuerzos en el entorno y conseguir sinergias. Una empresa puede ser muy buena en soldadura y otra en el mecanizado o los sistemas de verificación. Debemos superar reticencias, porque la unión hace la fuerza. No podemos decir que "esto ya lo probamos y no salió bien". Volvámoslo a intentar, quizás de manera diferente, hasta que salga bien.

El sector del metal es el más importante de la industria de la Cataluña Central. Tenemos centros universitarios, formación práctica en este sector específico, también Eurecat...

Debemos formar personal cualificado porque es escaso. Buscas un buen matricero y no lo encuentras, un buen soldador y no lo encuentras... Cuando nos viene un ingeniero joven buscando trabajo le digo que el techo lo pone él. Los primeros meses no aportará aún valor productivo a la empresa y será una molestia. Pero debe estar dispuesto a aprender y adaptarse a las circunstancias. Nosotros apostamos por la robotización y pagamos la formación de ingenieros en control numérico y técnicas específicas. Nuestro jefe de oficina técnica es un ingeniero que comenzó las prácticas con nosotros. Su esfuerzo, actitud y ganas de salir adelante lo han llevado hasta donde está ahora. Otros trabajadores, en cambio, harán de peón toda la vida. No por falta de aptitudes, sino por la poca implicación y actitud en el trabajo.

 

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