El diagnóstico en fisioterapia es un término que últimamente resuena con fuerza. La sentencia de la Audiencia Nacional del 2 de diciembre de 2009 ya avalaba su existencia y, a día de hoy, su formulación es uno de los requisitos exigidos a los estudiantes del grado en Fisioterapia. Pero, ¿qué es exactamente el diagnóstico en fisioterapia? ¿Qué debe contener y en qué formato?
Existe una definición del año 1994 formulada por Éric Viel en su libro “Diagnóstico fisioterapéutico” que, si bien ofrece un marco apropiado, no describe algunos detalles que desde los estudios de grado en Fisioterapia de Manresa consideramos importantes. Por este motivo, hemos ido construyendo un modelo que consideramos preciso y adecuado para la práctica clínica de nuestra profesión.
El diagnóstico en fisioterapia debe ser un relato ordenado y elaborado que contenga los datos y aspectos del paciente que sean relevantes para la sintomatología/disfunción por la cual nos visita, a la vez que establezca relaciones de causalidad entre los diferentes elementos que lo conforman. Los elementos a detallar deben cubrir las siguientes categorías:
- datos generales del paciente (edad, sexo, profesión…)
- estructuras corporales relacionadas con la sintomatología del paciente
- funciones/disfunciones siendo causa o consecuencia de la sintomatología del paciente
- participación y actividades preservadas o alteradas en relación con el motivo de consulta
- factores ambientales que afectan la problemática del paciente.
Estas categorías a cubrir están basadas en la “International Classification of Functioning, Disability and Health“ (CIF), que fue aprobada por la World Health Assembly en 2001. Esta clasificación internacional proporciona un marco de referencia para describir y organizar la información sobre funcionalidad y disfunción. Asimismo, esta clasificación proporciona un lenguaje estándar y una codificación de cada estructura, función, actividad y participación, y factor ambiental que puede utilizarse en la redacción del diagnóstico en fisioterapia.
Es importante destacar, como elemento esencial del diagnóstico en fisioterapia, que tanto la elección de los datos relacionados con la disfunción, como las relaciones de causalidad establecidas, son criterio y juicio profesional de quien elabora el texto, siendo, por tanto, un documento que plasma el razonamiento clínico del examinador. Que el diagnóstico en fisioterapia incluya esta interpretación de los datos permite, en un segundo término, la formulación de objetivos terapéuticos y la elaboración del tratamiento, objetivo finalista del diagnóstico en fisioterapia.
Un aspecto importante a considerar al construir el diagnóstico en fisioterapia es el uso preciso de las afirmaciones y las hipótesis. Si bien un déficit articular debe expresarse como afirmación “presenta una limitación articular en el sentido de la flexión de 10 grados”, la causalidad de una dolencia debe formularse siempre como una hipótesis “la hipertonía muscular del erector espinal parece agravar la sensación de dolor”. Es importante recordar que el dolor percibido es una interpretación de diferentes informaciones de las que dispone el cerebro (nocicepción, creencias, antecedentes vividos…) y que, por lo tanto, no tiene por qué tener una relación directa y proporcional con el daño tisular. Esta premisa, entre otras incertidumbres de la evidencia clínica actual (ejemplo: un déficit de la musculatura profunda como causa de un dolor lumbar) nos obliga constantemente a utilizar en el diagnóstico en fisioterapia expresiones como “compatible con”, “parece que explica”, “parece agravar”, “nos lleva a pensar”, “parece condicionar”…
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El diagnóstico en fisioterapia es un proceso de análisis de las deficiencias y discapacidades observadas y/o estudiadas. Es un proceso de evaluación del pronóstico funcional, cuyas deducciones permiten:
■ Establecer un programa de tratamiento en función de las necesidades observadas
■ Escoger la actuación de fisioterapia que se llevará a cabo
Se trata de respaldar el balance del estado funcional sobre los hechos ya observados y recogidos a lo largo de la visita, medidos mediante pruebas apropiadas. El diagnóstico revela las diferencias de la persona examinada: descoordinación, rigidez, dolor, lentitud y comportamientos motores inapropiados, así como las discapacidades y los hándicaps que se derivan de ello.
Eric Viel, 1994
A continuación, se muestra un ejemplo de diagnóstico en fisioterapia con una codificación de colores para resaltar las diferentes categorías.
Hombre de 30 años con dolor lumbar crónico inespecífico recurrente (b28013) (s76002)(EVA 0-7) de 15 años de evolución compatible con una inestabilidad estructural (b7150) a nivel lumbar bajo en sentido de la extensión lumbar (espondilolistesis), así como un déficit de estabilidad funcional (b7608) en el mismo nivel y sentido (extensión lumbar baja precoz y exagerada en diferentes movimientos funcionales).
Tanto el aumento de curvas posturales (s76000) (s76001) (s76002) con traslación anterior de la pelvis (sway back) que se observa en su postura, como la incapacidad, como el dolor recurrente, nos lleva a pensar en una debilidad y/o incoordinación de la musculatura del tronco (b7305), teóricamente y sobre todo de la musculatura estabilizadora. La limitación de la movilidad dorso-lumbar (b7101) parece agravar la inestabilidad lumbar baja. Asimismo, la hipertonía muscular (b7355) a nivel lumbar parece agravar la sensación de dolor en esta zona.
Acompaña el cuadro anteriormente descrito, pudiendo contribuir a la sobrecarga de la zona lumbar, una rigidez de ciertos grupos musculares de las extremidades (b7350) como el pectoral mayor y menor, el redondo mayor, el iliopsoas y los isquiotibiales (bilateral en todos los casos).
Esta dolencia limita las bipedestaciones prolongadas (d4154) que ocasionalmente tiene en su vida diaria, las actividades vigorosas, correr (d4552) y le condiciona la posición para dormir (d4150) (necesita tener las piernas dobladas para dormir). Su trabajo de conserje no se ve imposibilitado pero sí dificultado (d850).
No se evidencian factores psicosociales claros que se relacionen con la cronificación de la patología (banderas amarillas), aunque el tiempo prolongado de esta dolencia parece condicionar con alta probabilidad una sensibilización central aumentada.
Júlia Jubany, profesora del grado en Fisioterapia de la Facultad de Ciencias de la Salud de Manresa de la UVic-UCC
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