La comunidad universitaria sénior de la UVic-UCC, una de las más numerosas de Cataluña
Actualmente, en Cataluña se calcula que hay 18.000 alumnos inscritos en los 17 programas universitarios sénior de la Xarxa Vives, que representa el peso de un 6% en relación con el total de estudiantado de grado y másters oficiales. La comunidad universitaria sénior de la UVic-UCC, que incluye el programa FUB+Gran, el Aula de Extensión Universitària de Centelles y el Aula de Extensión Universitaria Gent Gran de Osona, es la más numerosa de la Xarxa en proporción con el número de personas que estudian en la universidad. En total está formada por 1.484 alumnos sénior.
Esta cifra se desprende de un estudio que acaban de publicar la Xarxa Vives de Universidades y la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés (URL) en el cual se demuestra que los programas universitarios sénior mejoran la salud física y mental, al mismo tiempo que son beneficiosos para la vida social y cultural de los mayores de 50 años.
Promover el envejecimiento activo
El estudio "Formación universitaria sénior. Informe sobre el impacto social en el estudiantado" se ha realizado entre el alumnado de los programas universitarios sénior de 17 universidades de la Xarxa Vives, que tienen por objetivo promover el envejecimiento activo, garantizar el derecho a una educación para todo el mundo en todas las etapas de la vida, mejorar la calidad de vida de las personas mayores y facilitar que este colectivo siga siendo un agente activo y participando en la sociedad. Se trata de un colectivo más feminizado que el del estudiantado de grado y máster, ya que el 67% son mujeres. 8 de cada 10 tienen estudios previos: el 62,4% ha cursado estudios universitarios, mientras que el 24,8%, estudios secundarios. En relación con la edad, más de la mitad tienen entre los 60 y los 69 años (56,2%), una proporción que aumenta hasta el 88,7% si se le suma el grupo de entre 70 y 79 años. La edad media se sitúa en los 68 años.
Los resultados de la investigación demuestran que la formación universitaria sénior impacta positivamente en la salud física y psícica y en el bienestar general del alumnado que cursa estos estudios. Cuanto más años hace que una persona está matriculada en un programa de formación universitaria sénior, más beneficios percibe, sobretodo en términos de salud y relaciones sociales.
Además, cursar programas universitarios sénior se relaciona con un aumento de la actividad cultural del estudiante (como ir a museos, teatros y cines), lo que incrementa sus conocimientos y le permite participar en conversaciones de forma más fluida y segura, así como tener una visión del entorno más crítica y amplia que la obtenida a lo largo de la trayectoria vital, según el estudio.
En concreto, las mujeres participantes en el estudio reconocen que los campus universitarios se convierten en espacios que las liberan de los mandatos de género impuestos tradicionalmente (como el cuidado de los hijos y nietos y del hogar) y que mejoran muy significativament su autoestima y autoreconocimiento. La investigación refleja también que en el grupo de personas que únicamente cuentan con estudios primarios, el porcentaje de mujeres duplica (69.2%) al de hombres (30,8%), motivo por el cual se hace necesario aplicar la perspectiva de género en la divulgación de estos programas entre la población sénior.