Para disfrutar de la belleza, para fascinarnos con ella, es necesaria apertura de mente y capacidad de observación. Así lo defendieron anyer el ingeniero técnico agrícola, máster en Viticultura y Enología y presidente del Consejo Regulador de la DO Pla de Bages, Joan Soler, y la maestra, formadora de maestros, escritora, especialista en desarrollo personal, inteligencia emocional i comunicación, Eva Bach. Los dos participaron en el sexto de los diálogos del Àgora Educació 2022, que en esta ocasión tenia la belleza como eje temático. Soler y Bach reivindicaron una sociedad que preste más atención a la belleza que hay en lo cotidiano y defendieron que la educación nos prepare para tener capacidad de percibirla y también para crearla. 

“La belleza nos fascina". Así inició su intervención Eva Bach en el diálogo, que siguieron certa de 90 personas. Después de invitar a las personas que siguieron la conversación a cerrar los ojos y pensar, durante un minuto, en una imagen de belleza, Bach demostró que la mayoría de personas, como ha hecho la sociedad, "hemos relegado la belleza a la naturaleza, las artes, el rostro y el cuerpo humano. La belleza tiene un sentido ornamental y esteticista y la hemos alejado del día a día y de las relaciones humanas". En este sentido, Soler puntualizó que cuando pensamos en belleza, tendemos a mirar hacia fuera, perquo que hay "belleza interna e invisible" que se puede hacer manifiesta y visible externamente. Según Soler, la capacidad de percibir la belleza depende desde donde se viven les cosas y que mientras el espíritu busca la belleza, la mente busca el movimiento. 

La belleza de la vida cotidiana

Durante el diálogo, Bach y Soler pusieron el acento en la capacidad conmovedora de la belleza. Una capacidad que requiere de una actitud receptiva. "Es como el enamoramiento", dijo Bach, "que te sale al paso y te la encuentras". Lo que es importante es que pongamos la actitud necesaria para evitar "que la belleza te pase por delante y no la puedas ver". En esta línea, los conferenciantes reivindicaron toda la belleza que hay en la vida cotidiana y que no vemos, como por ejemplo gestos de amor que se pueden transformar en momentos llenos de belleza.

Bach y Soler coincidieron que para que una cosa sea bella tiene que ser verdadera, tiene que tener credibilidad. Hacer las cosas bien hechas, desde la verdad, es "ofrecer belleza a quien la observa y bienestar a quien la hace", dijo Soler. Por eso, los dos reivindicaron la belleza de las relaciones humanas, a las cuales prestamos poca atención, a pesar de su importancia, porqué "lo que nos conmueve, nos mueve por dentro y nos conduce a cuidar y a querer". Par Soler, la belleza física tiene que ser una puerta de entrada a una cosa mucho más profunda e íntima y por eso es necesario traspasar las capas que nos permitan encontrar aquello que hace que la vida sea bella. Según dijo, visto desde este punto de vista, "la belleza es casa, es un refugio, una recarga de energía y una cura" y por eso "tenemos que procurarnos momentos de belleza en el día a día". 

¿Es posible educar el sentido de la belleza?

Todos tenemos una fuente de belleza y de creatividad que tiene que fluir y todos los seres humanos nacemos con la capacidad de ver y de crear belleza. Durante la conversación, Bach y Soler aseguraron que la escuela, pero también el entorno más próximo, tienen la capacidad de educar en la transmisión de la belleza, de transmitir el concepto estético que se asocia a ella. Según Bach, las criaturas nacen con la capacidad de maravillarse y eso se tiene que aprovechar para hacer un puente que conecte esta capacidad con la belleza.

Los ponentes del diálogo exploraron también la relación entre belleza y conocimiento y el poder que tiene la belleza para hacernos enfermar. Citaron Stendhal y otros autors que se han referido al dolor que puede provocar la belleza cuando nos muestra cosas que no podemos tener ni retener.

Escuela y cultura en el próximo diálogo

El ciclo de diálogos del Àgora Educació 2022 se retomará el día 23 de mayo con una conversación sobre escuela y cultura en la cual participaran Gemma Carbó, gestora cultural y doctora en Ciencias de la Educación, y Marta Esteve, directora de la Fundació Carulla.