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María Teresa Pujol y Xavier Busquet: 30 años hablando de la muerte en las aulas de enfermería

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cures pal·liatives
27/06/2024

María Teresa Pujol, enfermera oncològica en distintos servicios (Sant Andreu Salut i Althaia), y Xavier Busquet, médico de cuidados paliativos, forman parte de la historia de los estudios de Enfermería en Manresa. Empezaron a impartir clases hace 30 años, cuando se puso en marcha la diplomatura de Enfermería, el actual Grado en Enfermería. Desde siempre se han encargado de una asignatura que fue pionera en los estudios y que sirvió para introducir el tema de la muerte en las aulas de los futuros profesionales de la enfermería. La asignatura comenzó con el nombre de “Atención de enfermería al enfermo terminal”, luego se convirtió en “Enfermería en cuidados paliativos” y posteriormente se llamó “Cuidados complejos”. Desde el año 2015 se denomina “Cuidados al final de la vida”, una materia obligatoria que deben cursar todas las personas que quieran graduarse en Enfermería en UManresa.

Hemos hablado con los dos docentes sobre estos 30 años llevando el tema de la muerte a las aulas de enfermería y sobre la importancia de que los futuros profesionales reciban formación en este ámbito.

¿Por qué se introdujo una asignatura para preparar a los profesionales en el acompañamiento al final de la vida en los estudios de Enfermería?

Fue la directora de los estudios en aquel momento, Assumpta Bohigas, quien tuvo interés en incorporar este tema al currículo. Tuvimos que inventarlo todo, porque no formaba parte del currículo de los estudios. En Manresa fuimos pioneros. Nos encontramos con estudiantes muy implicados e interesados. Fueron ellos quienes nos empujaron a ir más allá y a introducir el tema de la muerte, un tema que era muy tabú. En los estudios de Medicina, por ejemplo, los cuidados paliativos los hemos aprendido a golpes, porque durante la carrera nadie te decía que los pacientes se morían. Todavía ahora se habla poco, de la muerte, en los estudios de Medicina.

¿Cuál es la importancia de esta asignatura?

Es fundamental. De todo lo que estudian sabemos con certeza que la muerte estará presente en algún momento en sus vidas, tanto en el ámbito profesional como en el personal. Además, debemos dejar atrás el tabú de hablar de la muerte. Mientras sea tabú, mientras no aceptemos la muerte, se producirán casos de encarnizamiento terapéutico para conservar la vida. El miedo a la muerte es la principal causa de la mala muerte. Por eso es tan importante hablar de ello y reflexionar.

 

 

¿Cuál es la actitud de los alumnos ante la asignatura? ¿Ha cambiado a lo largo de los años?

Sigue siendo tabú. Además, ahora más que antes, porque los estudiantes llegan a los estudios de enfermería más jóvenes. Al inicio de los estudios, muchas de las personas que optaban por hacer la diplomatura de Enfermería ya tenían una titulación previa como técnicos y eran un poco mayores. Por eso, era más habitual que hubieran experimentado la muerte de alguna persona. Esta experiencia personal hacía que el tema de la muerte tuviera más interés antes que ahora, que les queda más alejada de sus experiencias vitales.
 

 

 

¿Cómo ayuda al desarrollo profesional esta asignatura?

Trabajar acompañando a las personas a morir es una de las mejores salidas profesionales para las personas que amen la enfermería. La enfermería entiende a la persona como un todo, es una profesión que, en este ámbito, tiene mucha autonomía, está en el centro del proceso. Los equipos de cuidados paliativos deberían ser dirigidos por enfermeras, personas que saben cuidar a otras personas y que quieren ayudar a acompañar a las personas en su camino hacia la muerte. Es una parte de la profesión que tiene una visión muy comunitaria, que tiene una vinculación estrecha con la familia y el entorno del enfermo. Debemos pensar que por cada muerte que se produce, hay cinco personas del entorno que la viven y hay una gran diferencia entre ver morir bien o mal a una persona que amas.

¿Cómo debe ser la persona que quiera dedicarse a la enfermería de paliativos?

Debe ser una persona empática, respetuosa, flexible, que sea consciente de sus propios límites y que sepa trabajar en equipo. Somos personas que tratamos el sufrimiento humano, que no podemos evitar el sufrimiento, pero que podemos acompañarlo. Los avances médicos han alargado el proceso de morir. Ahora, una persona diagnosticada de una enfermedad terminal puede llegar a convivir con ella durante cinco años cuando años atrás el pronóstico de vida era muy corto, de días. Por eso, los cuidados paliativos no tenían la importancia que tienen ahora. Desafortunadamente, pandemias como la que vivimos con la COVID nos han vuelto a poner la muerte rápida en el orden del día.

 

 

¿Qué balance hacéis de estos 30 años de docencia?

Estamos muy orgullosos de haber sido pioneros en la introducción de este aspecto de la profesión en los estudios de Enfermería. Para nosotros, impartir estas clases ha sido también un estímulo para seguir aprendiendo, para actualizarnos, porque en este tiempo ha habido muchos cambios, tanto desde el punto de vista de las técnicas como del tratamiento de la espiritualidad. Ha sido un privilegio poder compartir nuestro conocimiento y nuestras experiencias en este ámbito con personas que están aprendiendo. Los alumnos también nos hacen cuestionar cosas y eso supone un enriquecimiento mutuo.

¿Qué esperáis de los alumnos que habéis formado?

Que hayan aprendido a no tener miedo a la muerte y que den valor al hecho de poder acompañar, que es lo que más agradecen las familias. En el ámbito médico y sanitario, todos huyen de la muerte, menos los equipos de paliativos. Es por eso que son equipos que tienen un gran reconocimiento por parte de las familias.

 

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