La salud mental de los trabajadores se ha convertido en una preocupación creciente en el ámbito laboral. En Cataluña, se calcula que aproximadamente el 20% de los trabajadores sufren problemas de salud mental relacionados con su trabajo. Un aspecto alarmante es el aumento de las bajas laborales por motivos de salud mental, que se han duplicado en los últimos cinco años, especialmente durante la pandemia, cuando se incrementaron en más de un 50%. Este fenómeno ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de mejorar la atención y los recursos disponibles para los trabajadores afectados.
El abogado Álex Tisminetzky, del Colectivo Ronda, destaca que muchas personas con trastornos mentales graves solo han recibido atención telefónica o de sus médicos de cabecera debido al colapso del sistema sanitario público. Esta falta de acceso a la atención especializada impide una recuperación adecuada, empeorando la situación laboral de los afectados. Es evidente la necesidad de una acción concertada por parte de las empresas y las instituciones públicas para abordar de manera efectiva la salud mental laboral. Sin una intervención adecuada, los trabajadores continuarán sufriendo en silencio, afectando no solo su calidad de vida, sino también la productividad y el ambiente laboral en general.
A pesar de la creciente conciencia sobre los trastornos mentales y su impacto en el rendimiento laboral, muchas empresas continúan priorizando los beneficios sobre la salud de sus trabajadores. Un estudio de la Universidad de Cambridge revela que estas iniciativas a menudo son meramente cosméticas y no abordan las causas profundas del estrés y la ansiedad laborales. Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, un 75% de los trabajadores no se sienten cómodos hablando de sus problemas mentales con sus superiores por miedo a represalias o estigma.
El conflicto entre beneficios empresariales y bienestar emocional
Las empresas, por su naturaleza, están diseñadas para generar beneficios, y esta realidad económica a menudo entra en conflicto con la necesidad de proteger la salud mental de los empleados. La presión por lograr resultados y el estrés asociado al cumplimiento de los objetivos empresariales son factores que contribuyen significativamente al aumento de los trastornos mentales entre los trabajadores. El miedo a perder el empleo o a no cumplir con las expectativas empresariales impide que muchos trabajadores busquen ayuda, creando un círculo vicioso que empeora su situación.
Un estudio de la Harvard Business Review indica que un 47% de los trabajadores han considerado dejar su empleo debido a problemas de salud mental. Sin embargo, las consecuencias económicas y profesionales de abandonar una posición a menudo hacen que permanezcan en trabajos tóxicos, afectando negativamente la moral y la productividad.
Los expertos en salud mental coinciden en la necesidad de que las empresas tomen medidas más allá de las iniciativas superficiales para abordar los problemas de salud mental de manera efectiva. La Dra. Lisa Feldman Barrett argumenta que “las empresas deben integrar la salud mental en su cultura corporativa, comenzando por la formación de líderes y supervisores en la detección y gestión de los problemas de salud mental”.
Hacia una cultura corporativa más saludable
La disonancia entre la retórica empresarial y la realidad sobre la salud mental es evidente. Para que las empresas puedan realmente ayudar a sus trabajadores, deben priorizar la salud mental como una parte integral de su estrategia de negocios. Esto implica no solo ofrecer programas de bienestar, sino también crear una cultura corporativa que valore el bienestar de los empleados por encima de los beneficios a corto plazo.
Marc Selgas i Cors, doctor en Estudios Interculturales, coordinador de los CFGS de Empresa del Campus Profesional UManresa y profesor del Grado en ADE de la Facultad de Ciencias Sociales de Manresa
Añadir nuevo comentario