Me matriculé a los estudios de ADE en una universidad pública. Era lo que siempre había deseado y estaba muy ilusionada. Al finalizar el bachillerato, lo tuve claro. Empezó el curso y muy pronto me di cuenta de que no era como me lo había imaginado: aulas llenas de gente, clases teóricas, ninguna conexión con la realidad
Superar el primer curso me costó mucho. Había perdido la motivación y estaba desorientada... Empecé a valorar la idea de cambiar de carrera cuando, un día, paseando por Igualada, vi un anuncio en un bus: "Ven a estudiar ADE en UManresa", decía. ¿Y por qué no?, pensé.
Llamé para concertar una visita y, ya de entrada, me convenció: era una universidad a mi medida. Desde el primer momento, pude hablar con el director de los estudios. Entonces, me sorprendió. Después, he ido descubriendo que su puerta, igual que la del resto de profesores, siempre está abierta a los estudiantes para ayudarnos, para orientarnos ante una duda o para darnos un buen consejo.
Ahora estoy a punto de terminar el segundo curso de ADE. Y lo haré con buenas notas. Los grupos reducidos, las sesiones de simulación y el enfoque práctico de los contenidos me han permitido dar sentido a todo lo que aprendo.
Ya tengo ganas de empezar tercero e ir a una empresa a realizar una estancia en prácticas remunerada. Y de reforzar mi dominio del inglés con las clases gratuitas del programa Premium. Y, después, quizás marchar de Erasmus a Finlandia o Bélgica... Veremos.
Vuelvo a estar ilusionada, feliz de estudiar lo que me gusta. En UManresa, he encontrado una universidad a mi medida.
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