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El síndrome postvacacional no existe! 9 consejos para hacer más llevadero el retorno al trabajo

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sindrome postvacacional
12/09/2022

Se ha escrito mucho sobre el síndrome postvacacional. De hecho, incluso algunos profesionales mediáticos añaden sintomatologías que están asociadas al supuesto síndrome: que si insomnio, que si ansiedad, que si malestar general, que si irritabilidad... Pero lo cierto es que el síndrome postvacacional no existe. Lamentablemente, la terminología de la psicología se utiliza cada vez más en el día a día y eso ha provocado que se hable de muchos síndromes y denominaciones inventadas. A menudo son alimentadas por los mismos profesionales que intervienen en programas de televisión, en las radios o que son activos en las redes sociales. Pero es importante ni etiquetar ni psicologizar problemas que són de lo más normales en nuestro día a día. Una cosa es normalizar la necesidad de ayuda en salud mental y otra es que cualquier situación vital merezca un nombre como si fuese un diagnóstico de Psicopatología.
 

Volver al trabajo cuesta, pero no existe un síndrome postvacacional 

Es cierto que volver al trabajo cuesta, que se nos hace una una montaña, porqué normalmente, durante las vacaciones hemos estado bien, hemos descansado y nos hemos desconectado de la rutina y del día a día del resto del año. También es verdad que a algunas personas les cuesta más que a las otras reincorporarse al trabajo. Eso depende de si nos sentimos bien en el entorno laboral, de si el trabajo nos motiva, de si las condiciones de trabajo son buenas, del contexto laboral, etc. Es normal que volver a un trabajo que nos estresa, donde no estamos a gusto con compañeros y/o superiores y que no nos motiva nos genere aversión. Evidentemente no es muy saludable vivir con preocupación permanente en un día a día con este entorno, pero también es cierto, como a menudo decimos entre el colectivo, que muchos problemas que nos llegan a los profesionales de la salud mental que están relacionados con el mundo laboral requieren más de un buen sindicato que de un psicólogo. 

Todos los trabajos tienen asociadas tareas que no nos gustan y a veces nos toca superar momentos de cierta complejidad, pero en conjunto, el trabajo se tendría que vivir de manera más positiva, ya sea porqué es un empleo que hacemos de forma vocacional o porqué es una fuente de recursos para ganarnos la vida. Como que no siempre es fácil que se cumplan todos los requisitos para vivir el día a día laboral de forma positiva, hemos preparado un listado de recomendaciones para hacer más agradable el retorno a la rutina. No hablamos de ninguna terpaia, sinó de recursos que podemos utilizar.

 

9 maneras de hacer más fácil el retorno al trabajo después de las vacaciones 

  1. Como norma general, es necesario intentar que las vacaciones sean un espacio real de relax y desconexión. Si mientras las hacemos seguimos muy conectados con nuestro entorno laboral, es difícil que cuando tengamos que volver nos sintamos en forma y descansados para poder emprender con ganas el nuevo año laboral. Si es posible, entonces, mejor no consultar correos ni mensajes del trabajo. 
  2. Siempre que sea posible, es necesario que las vacaciones sean lo más largas posible. A menudo hay personas que las parten o dividen porqué les parece que serán más aprovechadas, pero la realidad nos dice que si los períodos no son un poco largos, cuesta más desconectar, ya que cuando se deja de pensar en el trabajo y en temas pendientes después del último día de trabajo, casi ya es momento de regresar. Tenemos que prever, siempre dependiendo de cada situación individual, unos dos o tres días de inicio de vacacions (a veces incluso más) en los cuales todavía tendremos en la cabeza tareas o actividades que hemos dejado a medias, que nos preocupan o que nos implican mucho. 
  3. Siempre que nos vengan a la cabeza temas relacionados con el trabajo, es necesario hacer un ejercicio para apartarlos del pensamiento, ya que es necesario intentar una desconexión total o acercarse a ella.
  4. Pocos días antes del retorno puede ser buena idea comenzar a tener rutinas similares a las que tenemos mientras trabajamos. Los horarios, por ejemplo. Si durante el verano nos hemos acostumbrado a levantarnos un poco más tarde, empezar a regularnos para que el primer día no sea tan difícil madrugar.  
  5. Lo anterior también vale para los hábitos. A veces, durante las vacaciones, cambiamos los hábitos alimentarios o otros. Puede ser positivo ir recuperando paulatinamente los de los días laborables. 
  6. No tomar decisiones siempre es un mal asunto. Antes de comenzar las vacaciones tenemos que haber decidido si abriremos el correo electrónico del trabajo, si miraremos los mensajes, si contactaremos con compañeros poco antes de volver, o si lo queremos dejar para el primer día de trabajo. Todo es igual de válido, pero estar dudando, como pasa muchas veces, entre si abrir o no el correo, genera más estrés. Si se decide abrirlo antes porque se prefiere ir preparado (personas que necesitan controlar situaciones) está bien, por ejemplo, hacer-lo uno o dos días antes. Si no, también está bien, pero es preferible no darle vueltas. 
  7. De cara al primer día está bién poner la alarma con suficiente tiempo para despertarse e irse preparando con tranquilidad. Procurar salir con tiempo para ir tranquilos y llegar sin sorpresas ni prisas
  8. Si tenemos un poco de ansiedad por cómo puede ir todo, mientras nos dirigimos al trabajo, podemos respirar de manera adecuada: por la nariz, recogiendo aire hacia la barriga para llenar el máximo de capacidad respiratoria, y sacándolo poco a poco por la boca mientras mentalmente nos proveemos de sensación de control. 
  9. Si es posible, dedicar un tiempo del primer día para explicar las vacaciones y saludarse entre compañeros. Es necesario aprender a escuchar lo que los otros nos cuentan, no únicamente explicar nuestras experiencias durante el verano. Todo el mundo quiere hablar de las suyas y, a veces, por el entusiasmo, no prestamos atención a los demás. Este ejercicio es una buena intersección entre vacaciones y trabajo, volver a ver a los compañeros pero no empezar ya la interacción sobre temas laborales. 

Cada cual tiene que encontrar su manera de afrontar el retorno, pero sobre todo, es muy importante reflexionar sobre el trabajo que hacemos. Por supuesto que la vida a veces es compleja y no es fácil emprender cambios, pero si de forma persistente el trabajo nos conlleva algo negativo, que genera malestar y ansiedad y del que nos cuesta mucho desconectar por exceso de preocupaciones, es necesario plantearse si esto es lo que realmente uno quiere/puede hacer, y preparar estrategias para hacer un cambio. 

¡Buen retorno!

Tània Estapé Madinabeitia, psicòloga i docent de la Facultat de Ciències de la Salut de Manresa


 

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